miércoles, 3 de mayo de 2017

Usos educativos del relato digital

En el aula podemos usar el relato digital personal, es decir, historias que relatan sucesos significativos de la vida de cada uno, animando a nuestros alumnos a compartir alguna experiencia. Se presenta el relato digital personal como una herramienta con la que el alumno reflexiona sobre su propia identidad personal. Se trata de un proceso de auto-reflexión pero, al mismo tiempo, permite a los demás conocer mejor a sus compañeros. Así, también se pueden trabajar tanto aspectos emocionales como culturales. 
"Sin duda, los relatos digitales articulan una cuestión central en la vida de las personas y que no suele tener ese lugar en las prácticas educativas tradicionales. Nos referimos a la construcción de la identidad personal a través de las historias que contamos sobre nosotros mismos y a cómo las comunicamos a los otros" (Rodríguez Illera & Londoño, 2009, p.9).
Lo primero que el alumno ha de pensar es qué momentos son importantes para él, ha de recordar algunos momentos significativos de su vida y elegir cuál quiere relatar y cómo. Elegir qué historia quiere contar debería llevar al alumno a ser consciente de por qué ese momento fue importante para él. Esto es, debería llevarle a un proceso auto-reflexivo sobre su "Yo". Y a partir de ahí, creará su propio relato. 
El alumno deberá crear un guión de no más de 250-500 palabras (dependiendo de la edad). Además, deberá tener en cuenta las siguientes consideraciones:
  • Selección y ordenación temporal de sucesos.
  • Articulación de los sucesos, pudiendo incorporar el suspense y/o la sorpresa.
  • Estructura de la trama: planteamiento, desarrollo y resolución.
Que el relato del alumno cumpla estos requisitos será decisivo para que resulte de interés para el espectador (en este caso para el resto de la clase) y capte su atención. A la vez, facilitará su comprensión, fomentará su recuerdo y le implicará emotivamente, llegando incluso a identificarse con las experiencias narradas.
A continuación se puede proponer un debate o algún taller o tarea relacionada con el relato.


Esta actividad también puede plantearse como un proyecto colaborativo en grupo o, incluso, para realizar relatos imaginarios que no estén basados en la experiencia personal del autor, sino en situaciones imaginarias, favoreciendo la creatividad y la imaginación de los alumnos.

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